50 Cuentos Clásicos, y el lugar donde nace el amor por los libros

Llegó el momento para hablar sobre “50 cuentos clásicos” de Zig-Zag porque obvio que hay una reflexión detrás de todo esto.

Partiendo por lo superficial es un libro físicamente hermoso, entretenido, con ilustraciones llenas de colores, y narrado de manera tal que resulta atractivo a las infancias y además le suma una moraleja, como los libros “de antes”. Sin embargo siento que no vale mucho la pena hablar de lo que es fácil apreciar a simple vista, así que me gustaría usar este espacio para hablar sobre uno como figura cuidadora (mamá, papá, tios, abuelos y todo aquel que se interese en el bienestar y formación de un niño o niña a su cargo o dentro de su familia), el retelling y el fomento lector.

Una mira con amor los clásicos hasta que se da cuenta de la verdad que trataban de instalarnos jajaja. Tampoco es su culpa, son fruto de sus épocas, pero lo cierto es que los tiempos han cambiado y por suerte ahora estamos de lado de proteger la infancia y no sólo aleccionarla y entretenerla. Cuando era chica, mi papá nos leía “El libro de las virtudes” y si bien guardo con mucho cariño esa experiencia, tengo sentimientos difusos hacia los cuentos. Recuerdo el de un niño que no decía “por favor” ni “gracias” versus otro que sí, y como el “por favor” tenía ganas de ser usado, saltaba a la boca del otro niño, que ahora decía “por favor” dos veces, mientras que del otro niño no salía nada, y era angustiante pensar en el niño mudo o que una palabra quisiera abandonar tu boca. Eso me motivaba a decir “por favor” más allá del hecho de que fueran buenos modales jajajaja

Y bajo esta lógica nos criamos entre cuentos clásicos y princesas Disney y nuestros cuidadores sentían que nos protegían de los “malos contenidos”. Y al hacer este retelling, siento que tratamos de hacer lo mismo, con la suerte de tener más y mejores herramientas. Por eso valoro mucho estas historias, mis hijas y sobrinas ya tendrán tiempo de meterse a Tik Tok y que alguien les cuente sus “oscuros orígenes”

Otra cosa importante es que floreció la literatura infantil, y ahora existen 30 cuentos para cada valor o aprendizaje distinto, lo más probable es que exista un cuento para hablar absolutamente de cada tema que quieras introducirle a un niño, y ahí es donde aparece María Luisa Godoy con esta manera más amena de abordar clásicos que son conocidos por todos. Ojo que si bien es un retelling ella los reconoce como versiones propias e indicadas para entretener a sus hijos. Creo que si llego a escribir un libro de cuentos, mi primer tester sería la Sofi, si nos ponemos a pensar, la autora deja por escrito un ejercicio que TODOS los que tenemos a un infante a cargo hacemos: editar para entretener a una audiencia exigente jajajaja.

Para el común de la población que no está familiarizado con las dinámicas de los niños, el leer un cuento antes de dormir es recrear la escena cinematográfica en la que el niño está tapadito hasta la pera y a su lado el adulto en una silla leyéndole, con toda paciencia con una luz tenue que seguramente lo dejará miope en el futuro. Termina de leer el cuento, lo cierra y se da cuenta de que el cabro chico ya está durmiendo. Ya, eso es hollywood jugándonos una pasada horrenda, porque si bien la realidad de esa situación no es para nada terrible, sí es muy distinta y mucho menos “pauteada”.

Ya para que tomen atención debes negociar al menos unos dos cuentos más, porque en general los niños son negociadores implacables, y les gusta mucho que les lean, porque es un adulto haciendo lo que ellos quieren. Luego de eso van a pasar unos dos párrafos y pueden preguntarte 23 cosas distintas o decidir que quieren que les leas otra cosa. O saltar de inmediato a ver cómo termina. Los niños son súper tajantes con los contenidos que les gustan, y por lo mismo son muy flexibles ante los cambios. Real, puedes convertir un cuento de princesas en uno de animales o una novela policial y va a estar bien, en estas instancias nadie se complica mucho con serle fiel al texto. Mejor si haces voces y si el libro tiene dibujos (que pueden ser editados también. Y si tiene moraleja puedes comentarla al final. Y el público infantil también sentirá la necesidad de objetarla jajajaja

A grandes rasgos “50 cuentos clásicos” no redefine el género, pero por lo mismo te entrega herramienta y espacio para que tú mismo lo hagas. Hay un detalle súper importante en cuanto al fomento lector, y es que además de incentivar a nuestros niños a leer, también debemos mostrarles que los libros son objetos de afecto en instancias que serán recuerdos felices. Para que alguien quiera leer, primero debe querer al libro como objeto, tenerlo presente en lo cotidiano y luego va a disfrutar del mundo de lo escrito sin necesidad de forzarlo.

Cuidar las instancias de lectura es plantar una semilla saludable a futuros lectores.